lunes, 28 de mayo de 2012

Recorta al pueblo para regalar a los bancos

Con la excusa de la crisis, el gobierno se dedica a recortar los servicios básicos, pone tasas o sube las ya existentes para cualquier tipo de actividad, se inventa nuevos impuestos, en definitiva, exige al ciudadano de a pié que pague más por los servicios públicos que ya ha pagado de antemano con sus impuestos.

Con la excusa de la crisis, el gobierno se dedica a "salvar" a la banca privada a base de millones de euros públicos que los ciudadanos han pagado con sus impuestos, a pesar de que esa banca dice públicamente que no se trata de prestamos a devolver. Una banca que sin piedad ejecuta desahucios cuando un ciudadano, ese que ha pagado sus impuestos para salvar a los bancos, deja de pagar una cuota de la hipoteca.

Las matemáticas no fallan. Los bancos con su mala gestión, con una avaricia sin precedentes, provocan una crisis que se expande por todo el mundo y llega al ciudadano de a pie. Unos bancos que cierran los grifos del crédito porque desconfían que esos ciudadanos de a pie puedan devolver lo que se le vaya a prestar. Sin embargo los bancos aceptan de buena gana los dineros que los impuestos recaudan de los ciudadanos de a pie, pero avisan que no tienen porque devolverlo, y a pesar de todo el estado se fía de esos bancos que desconfían de los ciudadanos.

¿Todo esto no se llama estafa, robo, extorsión, engaño? Pues parece que no, según los gobernantes se llama responsabilidad y medidas para salir de la crisis.
Vamos, que con buenas palabras quieren decir que regalemos nuestro dinero a los que nos han metido en esta situación. Y no solo eso, que además paguemos de nuevo por los servicios que debieran de ser financiados con nuestros impuestos para así tener más dinero para "salvar" a los que han jugado con los ahorros de los ciudadanos.

Y mientras se sigue estafando al pueblo para regalar a los bancos, el gobierno sigue con su discurso "sabemos lo que hay que hacer y lo vamos a hacer", es decir, están de acuerdo con la extorsión de los bancos y van a seguir robando a los contribuyentes. Todo para hacer lo que se empeñan en llamar "reformas estructurales" que no son más que destrucción de lo público para regalárselo a lo privado.

¿Estas son las medidas que salvarían a España? Quizá salven a las grandes fortunas, pero a los españoles que contribuyen con sus impuestos a que siga adelante la vida diaria se les condena a la ruina.

No sirven las excusas de la herencia, porque la herencia no está para regalar, ni para perdonar deudas a las grandes fortunas que se han dedicado a llevar sus fortunas al extranjero en vez de invertir y ayudar aquí. La herencia no es excusa para arruinar a los ciudadanos que han pagado sus impuestos religiosamente, mientras los bancos han contraído deudas millonarias y encima ya afirman que no van a devolver lo prestado.

sábado, 19 de mayo de 2012

Recaudar desde la represión

Desde épocas remotas no se veian por las calles tanta policia circulando. Desde épocas remotas no se dictaban tantas leyes para castigar al pequeño infractor. Desde épocas remotas no se usaba la represión con tanto impetu para recaudar los dineros que no se atreven pedir a los grandes delincuentes.

Esta es la realidad que vivimos hoy en día, recordando a la España de hace 50 años .

Parece que, además de la situación económica, la mayor preocupación de este gobierno es mantener a raya a cualquier ciudadano de clase media-baja, como si todos fuesen potenciales delincuentes. Por supuesto la clase alta tiene patente de corso para estafar o defraudar, solo hay que ver como van saliendo impunes uno tras otro los imputados en casos donde los millones de euros han corrido de mano en mano de forma poco transparente, además de una amnistía fiscal que solo está disponible para las grandes fortunas, mientras los ciudadanos de a pié están al borde del desahucio en muchos casos.

Está claro que esta casta de privilegiados no aguantan a unos ciudadanos normales, con sus vidas normales y sus sueldos normales, y necesitan exprimirlos, tenerlos controlados y vigilados de cerca para sacar hasta el último céntimo, aunque para ello se tengan que inventar estúpidas leyes bajo más estúpidas excusas. En pocas palabras, necesitan acabar con la libertad, volver a las épocas de la represión, para sentirse realizados, no conocen otro medio para convivir con los millones de ciudadanos normales que solo exigen una vida digna sin necesidad de lujos superfluos. Necesitan tener el control total, a costa de las libertades individuales, para tener esa sensación de poder que tanto les ha costado conseguir a costa de engañar y mentir al pueblo.

Y por eso no tienen reparo en sacar todos los días lo vehículos policiales a la calle, aunque eso signifique un gasto en combustible de dudosa justificación, sobre todo con el precio de las gasolinas hoy en día. Pero claro, eso lo suplen con bajadas de sueldos o despidos por un lado, y recaudación a costa de represión por el otro.

¿Tanto miedo tienen al pueblo? Porque ya  no se trata solo de controlar a los que se manifiestan por sus derechos, sino que buscan controlar a TODOS, aunque simplemente paseen por la calle.
Si tanto se habla de austeridad ¿como se explica que en un pequeño pueblo veamos varias veces al día circular  a la policía local y nacional para controlar las calles vacías?
¿Tanto necesitan hacer notar que ellos son la ley, como si del lejano oeste americano se tratase?

Tristemente es lo que vivimos hoy en día, un panorama que nos retrotrae a épocas pasadas. En vez de modernizar la sociedad, solo se ha conseguido que la represión vuelva del pasado para recordarnos que vivimos otras épocas en las que las libertades no existían.

martes, 8 de mayo de 2012

Premios y recortes

El gobierno insiste en la necesidad de la austeridad y la traslada con recortes a los servicios públicos y los derechos adquiridos que son pagados con los impuestos de los ciudadanos.
El gobierno insiste en la necesidad de la austeridad y la traslada con dinero público para salvar las entidades financieras privadas que son responsables de la crisis actual. Sin olvidar las subvenciones que reciben empresas del sector privado, aunque dichas empresas luego se dediquen a despedir a los trabajadores y ahondar más en la crisis creando más paro.

En pocas palabras, se premia al sector privado con dinero público. Se paga a los que se dedican a crear más paro, a deshauciar familias, en vez de destinar los impuestos de todos a proteger a los necesitados.

Y a pesar de esta destrucción de los servicios de todos, los visionarios se dedican a criminalizar a los agitadores y descalificar a los que defienden esos derechos de los ciudadanos de ese sector público imprescindible para evitar más desigualdades y mantener una vida digna.

Visionarios que ahora salen buscando un protagonismo que nada merecen, y que a base de fomentar el odio, vaya usted a saber porque oscuro interés, creen que están por encima de los demás, haciendo crecer su ego hasta límites insospechados, y se permiten insultar y tratar de ignorantes a los que no siguen sus tesis.
Visionarios que justifican cualquier movimiento contra el estado del bienestar, contra unos servicios que pagamos todos, excusando a los actuales destructores de tal estado culpando a la herencia recibida. Curiosamente nunca hablan de la herencia de la banca o las empresas privadas, que se han llenado los bolsillos a base de subveciones o los llamados rescates, y que siguen llenandoselos igual.

¿Hasta donde se puede justificar lo injustificable? ¿Hasta donde, a pesar de negarlo, se venden esos visionarios que siguen admitiendo que los impuestos de los ciudadanos se desvien a un sector privado que nada le importa lo que suceda más allá de sus cuentas empresariales?
Esos visionarios que se las dan de patriotas no se dan cuenta que  la destrucción de los servicios publicos en favor de los privados es la mayor traición que se puede hacer a un pueblo, ya que al pasar a manos privadas lo que es de todos, se está vendiendo esa patria a unos pocos. Por eso la duda es evidente, uno no sabe si  no se dan cuanta de dicha traición, o más bien saben lo que está pasando y admiten que eso que llaman España sea vendido a las empresas y bancos que la están arruinando, es decir perdiendo esa soberanía de la que tanto se les llena la boca para despreciar a los que la ponen en duda, pero no se atreven a admitir que están errando al permitir esta situación.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Las siglas no son dueñas de las causas

Hay miles de causas por las que luchar, hay millones de razones para apoyar unas u otras. Por desgracia a la hora de movilizarse para apoyar esas causas se mira con lupa que siglas las apoyan, llegando a muchas personas a anteponer las siglas a la causa en sí.

¿Merece una causa perder su objetivo por culpa de unas siglas que la apoyen?
Es cierto que muchas veces las siglas se han ganado el rechazo de buena parte de la sociedad por culpa de acciones que: o no han sido bien explicadas por su complejidad, o han sido manipuladas por algunos medios de comunicación y con ellos difundidas con esas erratas al pueblo, o se han equivocado, o quizá también lo han hecho como querían y el pueblo no lo ha aceptado.
En cada uno de las situaciones, el responsable o el responsabilizado es el que debe de rendir cuentas con sus seguidores, pero no debiera en ningún caso servir para desfigurar cualquier tipo de causa por el mero hecho de apoyarlas con sus siglas.

¿Acaso una causa es culpable de ser seguida por quienes han errado o se les acusa de ello?
Teniendo en cuenta que nadie es perfecto y por tanto nadie está libre de culpa o de ser culpado ¿habría que abandonar cualquier causa por que unos u otros la apoyan?

Es por ello que abandonar una causa mirando quien la defiende, lleva a la duda si el que lo deja quiere defender esa causa o si la causa merece ser defendida.

En cualquiera de los casos, nunca debieran de ser las siglas los condicionantes, sino las razones sobre la causa las que lleven a cada persona a apoyarla o no.

La famosa frase tan de moda actualmente "No nos representan", esgrimida por los llamados "indignados", no significa que no puedan defender en uno u otro momento la misma causa. Es tal ese convencimiento, que a pesar de seguir adelante con esa frase, los indignados no abandonan las causas y de una u otra forma se unen a quienes la defienden, clara demostración de que una causa está por encima de las siglas.

Por desgracia aún hay gente que prefiere mirar las siglas antes que las causas, aunque diga que está de acuerdo con los objetivos de dicha reclamación ¿de verdad apoyan la causa o es un simple maquillaje ante toda la sociedad?