sábado, 3 de octubre de 2020

Nueva ola, mismo desprecio


Salimos del confinamiento, y todo parecía que iba a darnos nuevos aires, pero al final se ha acabado con el mismo desprecio...

Una nueva ola de contagios de la COVID-19 vuelve a castigar a muchas localidades. Evidentemente estos contagios son, en su mayoría, por no respetar las medidas en las que todos los expertos del mundo coinciden, mascarilla obligatoria, distancia de seguridad e higiene de manos. Irresponsables y negacionistas, son uno de los grandes problemas a combatir para evitar que se siga difundiendo el virus.

Es cierto que mucha gente necesita relajarse, poder volver con amigos y familiares, y expresar muchas emociones contenidas, pero la situación sigue sin ser la mas propicia para multitudinarios eventos de ningún tipo. Todos los días hay alguna noticia de irresponsables que son identificados por fiestas, celebraciones, botellones, y otro tipo de reuniones, que se empeñan en saltarse las medidas de seguridad. También vemos como algunos huyen de las zonas en las que se anuncian mas restricciones para contener el virus, provocando todo lo contrario, que esa emigración sirva para que se descontrole mas y sea más difícil monitorizar la expansión del virus. Es curioso ver como en las grandes ciudades, en las que no falta nada, sean en las primeras que se montan grandes colas de salida, mientras que el los pequeños pueblos, que tienen los recursos mucho mas limitados, respeten más las medidas extraordinarias.

Luego están los contaminados por unos generadores de odio, fanatismo y egoísmo, que han proliferado cada vez más.

De la mano de los que juegan a la política, porque cada vez más se está demostrando que para muchos es un juego y no algo tan serio que tiene que regular la convivencia, vemos que se politiza y judicializa la pandemia. No se toma en serio, y se pone por encima los intereses políticos a los sanitarios y económicos. Dejando claro que uno de los mayores enemigos de la pandemia es el egoísmo político y la falta de respeto en todos los aspectos.

Con más de un centenar de muertos diarios, este juego político debería ser castigado contundentemente. Pero parece que el bochornoso espectáculo sigue siendo un entretenimiento tal, que se llega a convertir en el día a día de muchos, pero también en la excusa de los contaminados por este juego para justificar todo tipo de tropelías, irresponsabilidades y otras posturas que nada ayudan a combatir al letal enemigo.

Depende del prisma que se mire, unos ven el problema en un lado o en otro, pero lo cierto es que, por unas razones u otras, la politización y judicialización de la pandemia salpica a todo el arco político, con muy pequeñas excepciones. Ya sea por acciones directas, o indirectas aprovechando la preocupante situación, la mayoría intenta aprovecharse del momento para manipular la legislación a su gusto.

Y en medio, repito, mas de un centenar de muertos y miles de infectados al día. Que se ven abandonados por ese juego político de odios, fanatismos y egoísmos. Es un insulto a la ciudadanía que en las cámaras de representación se dediquen al insulto, al reproche y al poner sobre la mesa sus partes, me da igual masculinas que femeninas, para ver quien los tiene más gordos y más grandes.

Y esta es la repugnante imagen de la alta política española, con muy raras excepciones, de las que algunos pretenderán poner todo tipo de excusas para convertirse en excepción, pero que solo el mero hecho de buscar excusas demuestra que algo hay para estar fuera de esas excepciones.
Y esta es la penosa imagen de una parte de la sociedad que se han contaminado, repito de nuevo, de ese odio, fanatismo y egoísmo, que anteponen su supuesta ideología a su seguridad, la de los suyos y la de la población en general. Antes está dar la razón a “los suyos” y culpar a “los otros” que respetar y contener al letal enemigo.

No, no estamos saliendo mejor, cada vez vamos a peor. Y con este panorama, aún cuando llegue la vacuna, nos podamos quitar la mascarilla y nos podamos abrazar de nuevo, habrá tanta mierda en el ambiente, que habremos acabado con la pandemia del coronavirus, pero tendremos encima la del odio, fanatismo y egoísmo, para la que en muchos casos no hay vacuna, porque están tan infectados que no tienen remedio. Siempre hay esperanza, y siempre se ha salido de situaciones complicadas y peligrosas. Seguro que saldremos de la una y de la otra. La pregunta es ¿Cuándo y cuántos podrán verlo?

Por cierto, tristemente este panorama no es exclusivo de España, con distintos matices sucede en todo el mundo. Evidentemente el egocentrismo de unos, la codicia de otros, está muy por encima de la salvación de millones.

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