domingo, 11 de octubre de 2020

El preocupante leonesismo

Desde el “arma” contra el leonesismo del PP, hasta la preocupación de la coordinadora de C’s por la radicalización en las redes sociales de este movimiento, muestra que el leonesismo, lejos de ser insignificante, con poca representación política, tiene una proyección preocupante para los partidos mayoritarios.

Porque además de ese “arma” o esa preocupación, se lleva presionando a muchos leoneses, representantes de distintos partidos, pero leoneses al fin y al cabo, para que no de su conformidad a las mociones pro-autonomía leonesa. Eso sin contar las cortapisas por parte de las cúpulas de muchas asociaciones, partidos políticos o sindicatos a nivel autonómico o estatal, ponen para que el evidente problema leonés, plasmado en aquella manifestación del 16F, que se convirtió en una “simple” manifestación por el futuro de León, a un clamor por revertir un estatus insoportable, acabe siendo olvidado o pueda ser manipulado por las mismas, descartando en lo que sea posible a los verdaderos afectados; no pudiendo permitir que los excluidos sean la parte del problema.

Por supuesto, el rechazo a este leonesismo nos lleva a un nuevo intento de acercamiento a los leoneses descontentos con demasiados años de una autonomía fracasada y centralista. Por supuesto no me refiero a todos aquellos que han promovido o apoyado las mociones pro-autonomia leonesa bajo las siglas de partidos nacionales, sino de los que, negando ese derecho, tergiversan el significado del sentimiento leonesista de cara a la galería, con todo tipo de publicidad institucional, pero que luego no ven reflejo en acciones concretas.

Sin duda alguna el cabreo de los leoneses tiene un fundamento evidente, y a nadie debería extrañar la radicalización o extremismo en todos los aspectos. Por supuesto, en ningún momento es aceptable el insulto gratuito o la amenaza. Partiendo de esto, rechazar la radicalidad o buscar un “arma” contra el leonesismo, tiene todo el aspecto de acabar en el mismo plano de la actual política partidista y frentista que llevamos sufriendo cada vez con más ahínco por parte de casi todos los agentes sociales. Antes se prefiere despreciar al “enemigo” que aprender de él y poner remedios para acercar posturas.

Y es que ese radicalismo, salvo las excepciones rechazadas por esos insultos o amenazas, debería de servir para poner remedio a las legítimas reclamaciones apoyadas mayoritariamente por los leoneses. Porque si los leoneses han demostrado que son plurales ideológicamente, votando a distintos partidos, también han mostrado que, sin presiones, son leonesistas. Y solo por eso, en vez de buscar armas, quejarse de la radicalidad, poner piedras en el camino, aunque solo por estrategia política, se debería analizar cada reclamación y poner remedio para evitar que se pueda seguir usando para ningún tipo de enfrentamiento.

Si el leonesismo cada vez es más preocupante ¿para cuándo la solución dejará de ser rechazar al leonesismo, y empezará a ser aceptar muchos años de reclamaciones que generación tras generación siguen vivas?

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