sábado, 20 de junio de 2020

Finalizando el estado de emergencia y llegando a la nueva normalidad

Finalizando el estado de emergencia y llegando a la nueva normalidad, que de normal no tendrá nada.

La mayoría de la sociedad tiene claro que el distanciamiento y la higiene extrema seguirá entre nosotros muchos meses, por lo que el simple sentido común es la receta para vivir con seguridad. No se puede echar por tierra los meses sufridos de confinamiento.

Por desgracia, hay algunos, siempre demasiados, que se creen que esto es una broma, un capricho o que ya ha pasado todo y se acabó lo de las medidas preventivas. Esta gente puede acabar siendo provocadora de nuevos rebrotes. Que no se juegue con esto, porque un nuevo rebrote puede ser un palo irrecuperable para muchos más de los que ahora lo están pasando muy mal.

En el plano económico, las medidas de esa “nueva normalidad” irán aliviando muchos negocios, que con responsabilidad se han ido adaptando a las nuevas medidas de higiene y distanciamiento, y los clientes agradecen que vuelvan a abrir sus puertas.

Todos saldremos juntos de esto, es el mensaje que se ha ido difundiendo desde el principio de la pandemia. Y entre todos, consumidores y vendedores, tenemos la labor de reactivar la economía. Por desgracia algunos se olvidan de este mensaje y se están dedicando a inflar o añadir extras a los precios para que los consumidores paguen los meses de perdidas del negocio. Repito, TODOS hemos perdido por esta crisis, y no se puede abusar pretendiendo que la nueva normalidad sea la de consumidores, que han perdido igual que el resto, pagando los excesos porque algunos pretendan salir demasiado rápido. Un negocio se salva atrayendo clientes, no inflando precios para que otros paguen una crisis que ha afectado a todos.

Por otro lado, hemos visto como los lobbies de los grandes sectores van consiguiendo sus objetivos, que en gran parte se trata de subvencionar con dinero público, a costa de “ayudas”, “exenciones” u otro tipo de contribuciones por parte de las distintas administraciones, hacia las empresas privadas. O lo que es lo mismo, que los impuestos de todos, sigan pagando negocios privados, algo que ya pasaba antes, pero que ahora se pretende que se sumen unos cuantos millones más.

Y todo esto sucede porque en la política se mueven hilos de poder, que maquillan como beneficio social, pero en su mayoría son solo beneficio privado.
Y así tenemos que la mayoría de los acuerdos para la “nueva normalidad” regula con bastante claridad las ayudas a los sectores privados, mientras para el resto de la vida social es el ya conocido “hay que hacer”, “se propone que”, “habría que”… vaguedades sin ningún tipo de concreción que queda muy bien ante las cámaras, pero que no ofrecen nada más.

Y por desgracia, no se puede pasar de largo que los mensajes de odio está contagiando con crudeza a demasiada gente. No es necesario recordar algunos episodios repugnantes que se están viviendo estos días. No sé cómo, ni qué tipo de medidas se han de tomar, pero los extremismos que generen odio han de ser sancionados y castigados por el bien de la convivencia. Lo grave es que estos mensajes de odio van a entrar en las campañas electorales inminentes y los medios oportunistas y sensacionalistas, que lo son casi todos, se dedicarán a mostrarlos, con el único objetivo de ganar audiencia. Cuando lo que deberían es hacer es denunciarlos y arrinconarlos, no se merecen ni publicidad.

En fin. Llega el verano y la mal llamada “nueva normalidad”, evitemos que se tengan que dar pasos atrás. Responsabilidad y sentido común.

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