sábado, 6 de junio de 2020

Décimo tercera semana del estado de alarma

La alta política sigue igual, con ganas de venganza, revanchismo, repugnante partidismo y autentica muestra de odio. Cada vez se alejan más de ser representantes de nada, salvo de sus egos personales. Y de nuevo el aviso por el traslado de esta despreciable imagen a la sociedad debería de hacer reflexionar a la clase política. Sea como sea, o se acaba con esta aberración, caiga quien caiga, o lo que caerá es tan peligroso como la pandemia que estamos sufriendo.

En lo social, la alegría por ir venciendo la pandemia se sigue contagiando. Un contagio agradable, y que a veces lleva a excesos. Hay que seguir manteniendo las medidas recomendadas por la comunidad científica y sanitaria.

Por desgracia, estas nuevas fases han vuelto a mostrar algunas miserias de la anterior situación. Pasada la curva, donde se recurrió a miles de sanitarios y de otros sectores, vuelven a aplicarse los recortes, despreciando y dejando en la calle a miles de trabajadores, que han puesto en riesgo su vida, pero que una vez pasado lo mas grave, vuelven a sobrar para así cuadrar unos presupuestos de los que no se ha aprendido nada.

Los premios que algunos van a recibir, merecidamente sin ninguna duda, no servirán de nada si con ese agasajo no se acompaña el verdadero reconocimiento de unos sectores que se han demostrado imprescindibles para una sociedad moderna. Y ese reconocimiento no puede seguir basándose en parches del momento, sino en una reconstrucción de un sistema de público adecuado, sobre todo centrado en la atención primaria en todos los sectores, al alcance todos en cualquier lugar, por pequeño que sea.

Vamos llegando al final, donde la llamada "nueva normalidad" será muy diferente para las relaciones personales, costará habituarse, pero habrá que aprender a aceptarlo.
Ahora solo falta que TODOS aprendan la lección, porque algunos siguen creyendo que están por encima de los demás y esto no va con ellos, poniendo el peligro al resto.

No hay comentarios: