domingo, 22 de noviembre de 2020

Nueva Ley de educación con fecha de caducidad


Nuevo gobierno, nueva ley de educación; LOECE, LODE, LOGSE, LOPEG, LOCE, LOE, LOMCE y ahora LOMLOE, todas leyes con fecha de caducidad y corto recorrido, que dependen de la duración del gobierno en curso. O lo que es lo mismo, la constatación del fracaso del sistema educativo ligado a los caprichos políticos.

Ya la redacción del artículo 27 de la Constitución, referente a la libertad de enseñanza, fue el más tardío en consolidarse, porque nadie quería dejar en el tintero que las futuras generaciones se inclinasen a un lado u otro.

Una Constitución que se pone como excusa para atacar cada nueva Ley de educación, y que al final todas han demostrados que son ampliamente amparadas por la Constitución. Hasta la aprobada recientemente, cumple escrupulosamente con la carta magna, aunque la propaganda partidista, como ha sucedido en ocasiones anteriores con los gobiernos de todos los colores, se empeñe en acusar de todo tipo de despropósitos. En este aspecto, invito a que se lea integro el texto de la nueva Ley, y no se fíen de los mensajes cargados de revanchismo, fanatismo y odio.

A pesar de todo el sistema educativo gira como una veleta sin saber hacia donde caminar. Un fracaso evidente de la verdadera función de la formación y educación que requiere el futuro de cualquier país. Poco importa cómo tiene estructurarse el sistema educativo, que debería de ser el objetivo de las leyes educativas, sino que se pone en el centro del debate en el que hay que estudiar.

Cada Ley acaba siendo un dolor de cabeza para los educadores y lo alumnos, además de los padres o tutores, que no pueden seguir una línea educativa, cambiando continuamente según quien gobierne, siendo trabas continuas para una formación sosegada y continua.

A todo esto, se suma que, a la ley del gobierno central, se unen las de los gobiernos autonómicos, igual de cambiantes, siempre centrados igualmente en el “que” en vez de en el “cómo”, según el color de cada gobierno. Incluso algunos con aspectos contrarios entre ambas.

Por mucho que en todas las ocasiones de hablen de inconstitucionalidades, las leyes son ampliamente amparadas por la constitución. Hasta la aprobada recientemente, cumple escrupulosamente con la carta magna, aunque la propaganda partidista, como ha sucedido en ocasiones anteriores con los gobiernos de todos los colores, se empeñe en acusar de todo tipo de despropósitos. En este aspecto, invito a que se lea integro el texto, y no se fíen de los mensajes cargados de revanchismo, fanatismo y odio.

Aun así, siendo constitucionales y legales, no sirven para afianzar un sistema educativo de calidad, sino para poner o quitar puntos y artículos, ya sea para adecuarlos a la ideología del momento, o como acuerdo para otras contrapartidas. En ningún momento como proceso de construcción de una formación moderna y adaptada para un futuro de éxito.

Se podría dejar en manos de los educadores la redacción de este tipo de leyes, sería lo más sensato, sino fuese porque en la educación también hay élites interesadas y polarizadas que acabarían haciendo lo mismo que los distintos gobiernos.

¿Entonces, qué hacer?

Difícil encontrar una solución cuando la polarización social genera brechas tan amplias que no se mira el que, sino el quien. Se busca mas el provecho político, que el educativo.

Aún así, nada es imposible, muchos otros sistemas educativos de distintos países han tenido sus baches, y ahora son reconocidos como los mejores del mundo. No es cuestión de copiar, porque cada sociedad tiene sus peculiaridades, y lo que sirve en una punta del mundo no se puede hacer en la otra, pero por lo menos tomar nota de esos éxitos y adaptarlos a nuestro sistema.

Por supuesto hay que ir desligando el cambio de color del gobierno de este proceso de creación de un sistema educativo de calidad y estable. Desligar, no quiere decir que no deba opinar ni legislar o vigilar, pero siempre centrándose en el “como”, dejando el “que” a los educadores.

Sea como sea, lo primero es acabar con la polarización política y social, que cada vez divide más y su único objetivo es llevar la contraria al otro, destruyendo todo visión de futuro estable.

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