sábado, 31 de marzo de 2012

Amnistía fiscal = atentado de estado

Dicen que España no necesitará intervención, es cierto; España ya está intervenida por traidores y chantajistas que ahogan a los ciudadanos.

El reciente anuncio de los presupuestos del estado dejan el sabor amargo de un atentado contra los ciudadanos por parte del estado.
Mientras se exige que los ciudadanos de a pie paguen sus deudas puntualmente, mientras miles de familias han sido desahuciadas por que el paro les impide pagar sus hipotecas, mientras la caridad es el recurso de cada vez más españoles; el gobierno que debiera de buscar el beneficio de cada uno de esos ciudadanos se dedica a perdonar a estafadores corruptos y ladrones profesionales que se aprovechan de las miserias del prójimo.

El principio de igualdad ante la ley que promulga la Constitución vuelve a ser pisoteado. Los que debieran de cumplir y hacer cumplir la carta magna se dedican a saltarse las normas más básica. Y lo peor es que acusan a aquellos que se lo echan en cara de traidores al estado y a España.
¿No son más traidores aquellos que se saltan la lay con el único objetivo de agradar a fuerzas extranjeras (FMI, EU, Banco Mundial, etc...) en vez de buscar el bienestar de sus ciudadanos.
Se empeñan en decir que es la única forma de salir de esta situación, que no hay otro remedio ¿Acaso el remedio es perdonar a los que estafando y defraudando nos han metido es esta crisis?
Pero ya se sabe, los "pobrecines" que necesitan llevar su dinero a paraísos fiscales, los que defraudan a la Hacienda pública, los que no declaran todo su patrimonio, necesitan ayudas para volver a estar dentro de la Ley.
Si un ciudadano de a pie incumple alguna norma lo paga con multas o cárcel, sin embargo estos personajes ni van a ser investigados, ni van a ser multados ni van a ir a la cárcel gracias a los favores de un gobierno que perdona a unos y castiga a los de siempre, un gobierno traidor que perdona a los que han sacado su dinero de España para beneficiar otras economías y castiga a los que tributan en España aunque con ello tengan que dejar su vivienda o pasen hambre.
Un gobierno cobarde que no se atreve a inspeccionar a esas grandes fortunas por miedo a las represalias o quizá por que les están chantajeando y amenazando con deslocalizar aún más sus inversiones.
Por desgracia estas medidas son el fruto de años y años de gobiernos igual de cobardes, sin diferencia de color, que han permitido esos chantajes y estafas por parte de unos traidores que se rasgan las vestiduras hablando de salvar España, pero que en vez de contribuir a ello se dedican a sacar sus ahorros fuera si ningún rubor.

Y lo peor es que estos traidores se atreven a acusar a la ciudadanía que se manifiesta contra esas medidas, de estar en contra de España. Esos ciudadanos que trabajan o lo intentan hacer todos los días, que tributan y pagan sus impuestos aquí y no fuera, que hacen sus compras y mueven la economía en sus pueblos o ciudades en vez de hacerlo en el extranjero.
En otras épocas los traidores eran ajusticiados, hoy son perdonados. Cualquiera con un poco de sentido común y humanidad no quiere que los ajusticiamientos violentos de épocas pasadas vuelvan a ejecutarse hoy en día, por suerte existen otros medios de sanción para los delincuentes; por desgracia esos medios nunca llegan a los traidores y los "amigos" que les perdonan.

Hay que exigir que los traidores paguen por su traición, no se puede perdonar a aquellos que se atreven a  hundir un estado, y mucho menos cuando se atreven a amenazar a base de mentiras y manipulaciones a los ciudadanos que exigen sus derechos.

domingo, 4 de marzo de 2012

Sientome traicionau / Me siento traicionado

(LLI)

Ca dous pur tres daquien chama a los llïoneses a manifestase pa defendere la economía y los emplegos los sous paisanos. D’algunos, anque non la mayoría purque asina somos los llïoneses que nos cuesta defendere lu de nuesu, salimos ca vuelta pa sofitare aqueillos que lu precisan.

Unu camienta que si lu que se geta ye defendere los puestos de trabayu, los primeiros que tendrían de tare son los interesaos y las suas familias, perula rialidá ye que nin tan las familias, nin tan, mueitas vueltas, tolos interesaos.

Quiciabes seya pur razones de fuercia mayor, nun sei, quiciabes seya purque lu dan tou pur perdíu, anque lluéu se sumen al ésitu si chega, peru lu ciertu ye que nun tan. Los que si tamos somos los llïoneses qu'una vegada tras outra sumamosnos a esos chamamientos de los afectaos cuna esperanza d'impedire que'l País Llïonés siga perdiendu empleos y la sua economía cayendu.

Las arengas son las de siempres, toos diciendu que nun van cedere, que van defendere ata'l final los emplegos, que van llevare’l problema ata onde seya precisu, peru lluéu alcontramosnos cuna rialidá. Una rialidá que siempres amuesa’l fracasu, purque fina en tolos casos cuna esapaición de los emplegos, l’esqueicimientu de tola llucha y purque’l cabeiru escalón siempres ta escontra'l País Llïonés.

Ta nidiu que ca familia tien las suas necesidaes, peru cuandu tanta xente se movilizara pa defendere los puestos de trabayu, aceutare de bonas a primeiras los despidos, pur mueita indemnización que vayan cobrare, ye una traición a tolos que tuvun al sou llau ou sofitaron la sua causa.

Y ye pur esu que mueitos llïoneses nos sentimos traicionaos. Y esu nun quier dicire que culpe a los trabayadores que tuvun d’aceutare la situación, de xuru que lu valoraron detenidamente, aunque quiciabesmente nun tantu cumu debieran, ya que los despidos nun son más qu'hipotecas pa'l futuru. Culpu a ese colleutivu que se rindiera enantias de tiempu ante'l brillu‘l vil metal, ante las amenazas los empresarios que se llucran cun estos peches, ante la pasividá las alministraciones.

¿Sou l'únicu que se siente traicionau? De xuru que non.
¿Ata onde tien de chegase na llucha pul futuru los nuesos paisanos?
¿Tamos perdiendu'l tiempu al enfrentanos a eisos que baxu amenazas y chantaxes ganan las suas bataillas una tras outra?

Presonalmente siempres piensu que si nun se llucha nunca nun se ganará, anque vistu lu vistu, aún lluchandu sigimos perdiendu ¿Qué facemos mal?


(ES)
Cada dos por tres se llama a los leoneses a manifestarse para defender la economía y los empleos de sus paisanos. Algunos leoneses, porque así es León que le cuesta salir a defender lo suyo, salimos cada vez que se nos solicita a acompañar a esos que nos piden ayuda.
Uno piensa que si se busca defender los puestos de trabajo, los primeros que deberían de estar son los interesados y sus familias, pero la realidad es que ni están las familias, ni muchas veces los interesados. Quizá sea por razones de fuerza mayor, no lo sé, quizá sea porque lo da todo por perdido, aunque luego se sume al éxito si llega, pero lo cierto es que no están. Los que si estamos somos esos leoneses que una tras otra nos sumamos a esas solicitudes por parte de los afectados con la esperanza de impedir que el País Leonés siga perdiendo empleos y su economía cayendo.

Las arengas son las de siempre, todos dicen que no van a ceder, que se va a defender hasta el final los empleos, que se va a elevar hasta el último escalón el problema, pero luego nos encontramos con la realidad. Una realidad que vuelve a mostrarse en forma de fracaso. Fracaso porque al final los empleos se extinguen, todo lo luchado se olvida, y ese último escalón siempre está en contra del País Leonés.

Está claro que cada familia tiene sus necesidades, pero cuando se ha movilizado tanta gente para defender esos puestos de trabajo, aceptar de buenas a primeras los despidos, por mucha indemnización que vayan a cobrar, es una traición a todos aquellos que han estado a su lado o que han apoyado su causa.

Y es por eso que muchos leoneses nos sentimos traicionados. Y eso no quiere decir que culpe a los trabajadores que han tenido que aceptar la situación, seguramente lo hayan valorado detenidamente, aunque quizá no tanto como debieran, ya que los despidos no son más que hipotecas para el futuro. Culpo a ese colectivo que se rinde antes de tiempo ante el brillo del vil metal, ante las amenazas de los empresarios que se lucran con estos cierres, ante la pasividad de las administraciones.

¿Soy el único que se siente traicionado? Seguro que no.
¿Hasta donde se ha de llegar en la lucha por el futuro de nuestros paisanos?
¿Estamos perdiendo el tiempo al enfrentarnos a esos que bajo amenazas y chantajes ganan sus batallas una tras otra?

Personalmente siempre he pensado que si no se lucha nunca se ganará, aunque visto lo visto, aún luchando se sigue perdiendo ¿que hacemos mal?