Ayer fue puesto en libertad el padrastro de la niña fallecida en Tenerife. Después de las pruebas médicas al final se descubrió que la niña se había lesionado a causa de un accidente y no por la agresión del detenido.
Los médicos, siguiendo la vía habitual en este tipo de casos, se podría decir que actuaron dentro de lo marcado por los procedimientos. La policía otro tanto de lo mismo. La justicia hablará y serán depuradas las responsabilidades pertinentes.
El problema está en los medios de comunicación y todo lo que han arrastrado. Aunque se empeñan en usar la palabra 'presunto' en todas sus comunicaciones, para aquellos que les llega la información ya condenan al 'presunto', de tal forma que hasta los que mas deberían de moderarse hasta que las pruebas lo confirmen, se manifestaron en contra de las agresiones. Todos hemos visto como las mas altas autoridades reprochaban el hecho.
Por una parte queda en entre dicho la dignidad del acusado, que va a ser difícil de limpiar a pesar de su inocencia. La noticia ha pasado y hay que olvidarla, porque nadie va a pedir perdón a no sea que la justicia les obligue.
Por supuesto este caso no es el único, sino que es algo habitual. Es tan voraz el papel de los medios en busca de polémicas y sensacionalismo que se adelantan a la justicia y manipulan la opinión publica con el único objetivo de conseguir audiencia.
¿Hasta donde se puede dejar que los medios sigan atentando contra la dignidad de los individuos cuando la justicia aún no se ha pronunciado?
De todos es sabido que cada medio da las noticias según si interés y las manipula para quedar bien con su audiencia, pero de eso a sentenciar a individuos que quedarán marcados por el abusivo sensacionalismo de estos medios hay un buen trecho.
Los medios amparándose en la libertad de expresión creen que tienen derecho a todo, pero la libertad de expresión no debe de atentar contra la presunción de inocencia ni la intimidad.
¿Nadie va a ser capaz de regular estos abusos continuos?
Porque en este caso no se salva ninguno, todos los medios son iguales, por mucho código de ética que pretendan aplicar, al final puede la avaricia y la ética se olvida y se entierra.
Los médicos, siguiendo la vía habitual en este tipo de casos, se podría decir que actuaron dentro de lo marcado por los procedimientos. La policía otro tanto de lo mismo. La justicia hablará y serán depuradas las responsabilidades pertinentes.
El problema está en los medios de comunicación y todo lo que han arrastrado. Aunque se empeñan en usar la palabra 'presunto' en todas sus comunicaciones, para aquellos que les llega la información ya condenan al 'presunto', de tal forma que hasta los que mas deberían de moderarse hasta que las pruebas lo confirmen, se manifestaron en contra de las agresiones. Todos hemos visto como las mas altas autoridades reprochaban el hecho.
Por una parte queda en entre dicho la dignidad del acusado, que va a ser difícil de limpiar a pesar de su inocencia. La noticia ha pasado y hay que olvidarla, porque nadie va a pedir perdón a no sea que la justicia les obligue.
Por supuesto este caso no es el único, sino que es algo habitual. Es tan voraz el papel de los medios en busca de polémicas y sensacionalismo que se adelantan a la justicia y manipulan la opinión publica con el único objetivo de conseguir audiencia.
¿Hasta donde se puede dejar que los medios sigan atentando contra la dignidad de los individuos cuando la justicia aún no se ha pronunciado?
De todos es sabido que cada medio da las noticias según si interés y las manipula para quedar bien con su audiencia, pero de eso a sentenciar a individuos que quedarán marcados por el abusivo sensacionalismo de estos medios hay un buen trecho.
Los medios amparándose en la libertad de expresión creen que tienen derecho a todo, pero la libertad de expresión no debe de atentar contra la presunción de inocencia ni la intimidad.
¿Nadie va a ser capaz de regular estos abusos continuos?
Porque en este caso no se salva ninguno, todos los medios son iguales, por mucho código de ética que pretendan aplicar, al final puede la avaricia y la ética se olvida y se entierra.
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