Segundo debate, segunda decepción

Otra vez me quedé a ver el debate, por llamarlo de alguna forma, entre Zapatero y Rajoy.
Vuelvo a reiterar el atentado contra el sistema electoral español al excluir a otros partidos de este debate.

A parte de eso el debate parece que empezaba bien con la primera intervención de Zapatero. En esa intervención, Zapatero quiso presentar sus planes de futuro, con lo que el debate parecía que esa seria la línea. Pero todo se desvaneció cuando Rajoy volvió a repetir el estilo del anterior debate. Y, como era de esperar, Zapatero entró al trapo y volvió también a replicar las acusaciones de Rajoy recordándole su época de ministro.

Rajoy se repitió hasta la saciedad y sin nuevos argumentos. Por su parte Zapatero le siguió el juego y nos dejó como estábamos.

Salvando ese aburrido guión hay algunos puntos que llaman la atención.
El primero es la acusación de Rajoy a Zapatero de defender la guerra ilegal de Irak. Algo que sorprendió a todos cuando el PP es el único gran partido que la apoya, y alguno de sus dirigentes son los únicos en el mundo que aún se creen las mentiras que montaron esa guerra. Todo ello fué seguido de politica antiterrorista y las mismas acusaciones.

Respecto a la economía y el empleo se volvieron a sacar unos números adaptados a los intereses de cada uno, repetición del primer debate. Todo esto saco la tontería de la primera pregunta, una pregunta que sirvió para llamarse mentirosos entre ellos, vergonzoso.

En el tema territorial volvieron los ataques a Cataluña y al catalán, un clásico en los ataques de uno a otro.
Algo que paso de puntillas fue el plan Oeste, que sacó Rajoy para acusar a zapatero de no hacer nada por su tierra. En ese tema hay que recordar que es el PP, que gobierna en la autonomía de Castilla y ¿León? el que ha estado intentado desde la creación de esa comunidad la eliminación de todo lo que suene a leonés.

Reconociendo que este debate fue un poco mas animado y un poco mas constructivo, sigue siendo un espectáculo televisivo que no sirve mas que para promover un bipartidismo que va en contra de la pluralidad que todos presumen.