Los “Decreta” de León de 1188 – El testimonio documental más antiguo del sistema parlamentario europeo
No es nuevo tampoco que desde el otro lado se asegure que Castilla y León es una región histórica, comparándola con otras como Aragón, Galicia, Cataluña o País Vasco. Afirmaciones que hace sin inmutarse el líder y aspirante a presidente, Pablo Iglesias, de Podemos. Cuando Castilla y León, como conjunto autonómico, que no como región, tiene una historia que data de 1981. Siendo histórica la región leonesa, como también la castellana, ambas por separado, y cada una con su historia.
Estos dos ejemplos son la nota que muestran la indocumentación, quizá involuntaria, quizá premeditada, de quienes dicen quieren representar a todos, incluidos a los leoneses. Y que como líderes de formaciones tan importantes y representantes, por los votos recibidos, de tantos ciudadanos, incluidos muchos leoneses, están obligados a tener unos mínimos conocimientos históricos antes de hacer tales afirmaciones.
¿Donde está la raíz del problema? Esta en la desaparición casi efectiva de lo leonés, fomentada desde hace décadas por un sistema autonómico, con la complicidad del estado central, que a base de dinero público se ha dedicado a ocultar e incluso manipular la historia. Pero a pesar de estas décadas de ocultismo, la historia sigue siendo la que es, por mucho que se intente reescribir, que con el esfuerzo de algunos investigadores y otros leoneses, generalmente anónimos, se consigue reconocimientos internacionales, como la Cuna del Parlamentarismo.
¿Quien conoce tales hechos? Por desgracia cada vez menos gente. Y es que hechos tan importantes ante la historia, como el milenario Reino de León, los Decreta, la cuna del parlamentarismo, los fueros leoneses, todos hechos de extraordinaria importancia en la historia, no solo de España y de Europa, sino a nivel mundial, no son promovidos ni reivindicados por las propias instituciones leonesas más allá, ya no de las provincias leonesas, ni siquiera de la provincia de León, sino que muchas veces se queda solo en pequeños reductos, que incluso a veces ni siquiera llega a la ciudad de León, sino que solo se muestra como anécdota en una pequeña exposición.
Y si ni los responsables leoneses , o candidatos a ello, quienes deberían ensalzar cualquier grano de arena que muestre la grandeza leonesa, son capaces de dar un paso para ello ¿como van a conocer fuera de las fronteras leonesas nada de lo que aquí sucede o sucedió?
Porque tan insultante es el desconocimiento de la historia, como el de la realidad actual, de las que algunos, tanto gobernantes como aspirantes, muestran como ejemplo de fraternidad y solidaridad del estado plurinacional, cuando se ha demostrado el fracaso evidente, con grandes diferencias, en las que no todos tienen el mismo peso, ni todos reciben lo mismo.
Pero como los propios representantes y aspirantes, dan por bueno lo que no lo es, desde fuera siguen ignorantes sin saber ni lo que pasa, ni lo que ha pasado, y seguramente ni lo que pasará.
Si, el presidente del gobierno, como representante de todos los españoles, y por tanto de los leoneses, tiene que rectificar y reconocer al Reino de León como cuna del parlamentarismo.
Si, los aspirantes a gobernar no pueden manipular la historia para sus intereses partidistas.
Pero sobre todo, los representantes leoneses, que lo son además de los leoneses, tienen la obligación de ensalzar y promocionar los hechos leoneses, no solo como parte de la pedagogía obligatoria para que otros no metan la pata y hagan el ridículo, sino como forma de venderse hacia el exterior y recoger los beneficios que seguro llegarían.
Por desgracia el partidismo está por encima de todo, y vemos como dependiendo quien haga tal o cual afirmación algunos saltan enseguida o se mantienen inmóviles. Y no es cuestión de colores o de izquierda o derecha, es algo común a todos.
Estos dos ejemplos son la nota que muestran la indocumentación, quizá involuntaria, quizá premeditada, de quienes dicen quieren representar a todos, incluidos a los leoneses. Y que como líderes de formaciones tan importantes y representantes, por los votos recibidos, de tantos ciudadanos, incluidos muchos leoneses, están obligados a tener unos mínimos conocimientos históricos antes de hacer tales afirmaciones.
¿Donde está la raíz del problema? Esta en la desaparición casi efectiva de lo leonés, fomentada desde hace décadas por un sistema autonómico, con la complicidad del estado central, que a base de dinero público se ha dedicado a ocultar e incluso manipular la historia. Pero a pesar de estas décadas de ocultismo, la historia sigue siendo la que es, por mucho que se intente reescribir, que con el esfuerzo de algunos investigadores y otros leoneses, generalmente anónimos, se consigue reconocimientos internacionales, como la Cuna del Parlamentarismo.
¿Quien conoce tales hechos? Por desgracia cada vez menos gente. Y es que hechos tan importantes ante la historia, como el milenario Reino de León, los Decreta, la cuna del parlamentarismo, los fueros leoneses, todos hechos de extraordinaria importancia en la historia, no solo de España y de Europa, sino a nivel mundial, no son promovidos ni reivindicados por las propias instituciones leonesas más allá, ya no de las provincias leonesas, ni siquiera de la provincia de León, sino que muchas veces se queda solo en pequeños reductos, que incluso a veces ni siquiera llega a la ciudad de León, sino que solo se muestra como anécdota en una pequeña exposición.
Y si ni los responsables leoneses , o candidatos a ello, quienes deberían ensalzar cualquier grano de arena que muestre la grandeza leonesa, son capaces de dar un paso para ello ¿como van a conocer fuera de las fronteras leonesas nada de lo que aquí sucede o sucedió?
Porque tan insultante es el desconocimiento de la historia, como el de la realidad actual, de las que algunos, tanto gobernantes como aspirantes, muestran como ejemplo de fraternidad y solidaridad del estado plurinacional, cuando se ha demostrado el fracaso evidente, con grandes diferencias, en las que no todos tienen el mismo peso, ni todos reciben lo mismo.
Pero como los propios representantes y aspirantes, dan por bueno lo que no lo es, desde fuera siguen ignorantes sin saber ni lo que pasa, ni lo que ha pasado, y seguramente ni lo que pasará.
Si, el presidente del gobierno, como representante de todos los españoles, y por tanto de los leoneses, tiene que rectificar y reconocer al Reino de León como cuna del parlamentarismo.
Si, los aspirantes a gobernar no pueden manipular la historia para sus intereses partidistas.
Pero sobre todo, los representantes leoneses, que lo son además de los leoneses, tienen la obligación de ensalzar y promocionar los hechos leoneses, no solo como parte de la pedagogía obligatoria para que otros no metan la pata y hagan el ridículo, sino como forma de venderse hacia el exterior y recoger los beneficios que seguro llegarían.
Por desgracia el partidismo está por encima de todo, y vemos como dependiendo quien haga tal o cual afirmación algunos saltan enseguida o se mantienen inmóviles. Y no es cuestión de colores o de izquierda o derecha, es algo común a todos.
¿Merecen estos ser representantes de los leoneses cuando no son capaces ni de defendernos, ni de hacer la pedagogía necesaria, ni se salir de sus sillones para ensalzar la enorme historia y valía leonesa?
¿Merecen los leoneses unos cobardes que antes prefieren callar que mover ficha en favor de lo leonés, aunque solo sea reconocer la historia escrita o incluso la reconocida por los estamentos internacionales?
SI, algunos dirán que tenemos lo que votamos, hay que aguantarse con lo que tenemos. Pero no es así, porque cuando se vota se exigen unas condiciones, y si esas condiciones no se cumplen, se siguen exigiendo. Y los representantes elegidos por los leoneses están obligados a defender los intereses leoneses, por encima de las siglas, y siempre es exigible que cumplan con su obligación.
SI, algunos dirán que tenemos lo que votamos, hay que aguantarse con lo que tenemos. Pero no es así, porque cuando se vota se exigen unas condiciones, y si esas condiciones no se cumplen, se siguen exigiendo. Y los representantes elegidos por los leoneses están obligados a defender los intereses leoneses, por encima de las siglas, y siempre es exigible que cumplan con su obligación.
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