sábado, 27 de febrero de 2021

El ímpetu de opinar sobre la actualidad desactualizada

Todos los días me surge la tentación de hablar sobre muchos temas de actualidad. Antes de ello me gusta leer todo tipo de noticias, informes, publicaciones, etc. Y acabo desestimando cada uno de los posibles artículos que quisiera escribir.

¿Por qué? Porque la actualidad tiene tantos puntos de vista, llega en muchos casos tan sesgada o polarizada, e incluso las mentiras son parte de la construcción de la misma en buena parte de ellos, que intentar dar una simple opinión acaba siendo otro ladrillo más a toda esa realidad construida artificialmente por esa información interesada, pero que no refleja casi nunca toda la veracidad deseada para evitar equivocaciones al intentar describirla. 

Ya sé, lo fácil es acabar hablando de las llamadas “fake news”, esas noticias falsas que ya son una parte más dentro de la actualidad. Pero no, no solo son las “fake news”, sino también otros intereses, muchas veces más perjudiciales para la opinión pública que esas “fake news”. Y por supuesto, tampoco se trata de acudir a las ideologías para apuntar al contrario de manipular por cualquier tipo de interés. Hoy en día, el arma más poderosa, por encima de todas las convencionales, es la información, y esa arma está al alcance de cualquiera, y por eso mismo la usan sin ningún tipo de escrúpulos. Nadie está a salvo del punto de mira de todo tipo de medios, hasta del más insignificante, y el que se crea a salvo es un iluso que no sabe en qué mundo vive. Hay miles de sistemas para engañar a la gente, y algunos tan sofisticados, e incluso caros, que acaban convirtiendo una mentira en algo que llega a mover masas. 

La mayoría de las veces, el ímpetu por rebatir cualquier noticia, muchas veces con el sensacionalismo justo para atraer al gran público, hace que los sentimientos jueguen malas pasadas y, tras un corto tiempo, uno se vea obligado a rectificar. Bueno, eso si se quiere rectificar, ya hemos visto que el fanatismo, aun a sabiendas del error, prefiere mantener la mentira que favorecer al perjudicado, eso es otra de las causas de la tergiversación de la realidad que se suma a tantas causas que impiden poder fiarse de cualquier párrafo que se lee en todo tipo de medios. 

Porque otra de las causas es el simple fanatismo, da igual como sea la noticia, lo importante es mostrar el desacuerdo, sin contrastar nada, solo mostrarse ante el mundo como alguien a favor o en contra de tal o cual noticia. Es decir, en este caso importa más posicionarse, que comprobar nada. Como he dicho en el párrafo anterior, en este caso muchas veces la rectificación, que no siempre llega, es habitualmente igual de sesgada que la noticia comentada. Otra suma más a la dificultad de encontrar esa realidad necesaria para evitar cualquier confusión. 

Incluso dejando pasar el tiempo, que una noticia de interés se asiente y teóricamente se vayan desmintiendo distintas publicaciones sobre la misma, he comprobado que ni el tiempo más razonable acaba mostrando la realidad completa y desinteresada. Aun así, ya se podría decir que es el momento de intentar publicar algo al respecto. Pero, claro ¿Qué interés tiene cualquier opinión sobre un tema demasiado anticuado y manido, del que ya está farto hasta el más afectado? 

Evidentemente, todo esto se agrava en un mundo conectado constantemente, donde la inmediatez es la norma y que dejar pasar un segundo es como si se perdiese el último tren. Con lo que esperar te deja fuera de juego, aunque por otra parte la impaciencia acaba dejándote al mismo nivel que todos esos que caen en la trampa de los ímpetus y las opiniones casi siempre marcadas más por la desesperación que por la razón. 

A todo esto, luego nos lleva que eso que está tan de moda, “la hemeroteca”, se haya convertido en arma arrojadiza, incluso pasados varios años, para poder acusar, desmentir, depreciar o rebatir casi todo. 

Así que ¿es mejor callar o, casi con seguridad, equivocarse? 

Si callas ¿otorgas?

Si te equivocas ¿rectificas? ¿dejas que pase el tiempo a ver si se olvida? 

Si rectificas ¿de que ha servido ese primer impulso? 

Es cierto que la verdad absoluta no existe, siempre tiene matices, pero en la mayoría de las ocasiones, y cada vez más, la verdad de la actualidad es tan matizable, que todo cambia en segundos sin que se sepa que es y que no.

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