jueves, 3 de enero de 2013

Privatizaciones, por inutiles o corruptos.

Desde el gobierno lo llaman externalización de la gestión, la sociedad lo ve claramente como una privatización de los servicios públicos.
Sea como sea, se denomine como se denomine, si el gobierno se ve obligado a ceder la gestión de cualquier servicio público a una gestora o empresa privada solo puede significar dos cosas. O son unos inútiles que no son capaces de gestionar esos servicios, o la sombra de la corrupción planea sobre sus cabezas.

Inútiles, porque su labor es precisamente la de gestionar esos servicios, y como no saben hacerlo lo quieren poner en manos de otros para quitarse el problema de encima, que sean otros los que la caguen.

Corruptos, porque si de verdad son capaces de gestionarlo, pero lo venden a otros, claramente es por pagar deudas y favores recibidos.

En cualquiera de los dos casos, acabamos con un gobierno sin sentido, que debería de reestructurarse de inmediato, sino dimitir y convocar nuevas elecciones ante la imposibilidad de mantener la base de cualquier gobierno estable y preocupado por los que gobierna,

Si esa base se viene abajo por inutilidad, el gobierno deja de ser fiable, si es por pagar favores, lo que deja de ser el legítimo, ya que en vez de gobernar para el pueblo, gobierna para otros intereses ajenos al bienestar de los ciudadanos que en su momento depositaron el voto para que les gobernasen.

Sea por inútil o por corrupto, la solución pasa por la limpieza, ya sea mediante una reestructuración o a través de las urnas con elecciones anticipadas.
Pero como la condición humana nos lleva a ser reticentes a reconocer los errores, la inutilidad seguirá adelante antes de reaccionar ante la falta de soluciones.
Y por la misma razón, la avaricia y el poder que corrompen a los individuos, son capaces de tapar cualquier otra vía porque sería perder lo ganado, aunque haya sido con malas artes y perjudicando a miles o millones de ciudadanos.

Y si juntamos los dos defectos, inutilidad y corrupción, la mezcla es explosiva, dejándonos un gobierno incapaz de mirar más allá de su ombligo y preparado solo para despreciar y rechazar por todos los medios, incluida la fuerza, todo aquello que vaya en contra de sus intereses personales y contra su imagen de inutilidad y fracaso.

Ahora... sean inútiles o corruptos ¿porque siguen calentando los sillones los mismos año tras años?
Porque unos son lo que son, pero.... ¿en que se convierten los que no aprenden de sus errores y vuelven a caer y tropezar con la misma piedra que encumbra legislatura tras legislatura a los mismos inútiles y corruptos? ¿Quizá sea con son de la misma calaña que los elegidos?

Cuando la inutilidad y la corrupción haya acabado con todo ¿a quien vamos a llorar por nuestro fracaso como ciudadanos que no hemos sabido defender ni siquiera nuestra propia casa?

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