domingo, 31 de julio de 2011

Aceptar el bipartidismo, matar la democracia.

Ante las adelantadas elecciones que se efectuarán el 20 de noviembre vuelve a salir a la luz el problema del bipartidismo.
Porque a pesar de que algunos digan que ese bipartidismo es el resultado de la elección de los ciudadanos, no es del todo cierto.
Empezando porque el sistema electoral injusto promueve dicho bipartidismo obligando a los partidos menores a necesitar 10 veces mas votos que los 2 grandes para conseguir un representante. Pasando por el gasto que pueden, o quizá no pueden pero lo hacen, invertir en costosas campañas electorales que van mas allá de los mitines o pegadas de carteles tradicionales.
Un mas allá que llega a ser insultante para la democracia puesto que no dan las mismas oportunidades a todos para promocionarse, de tal forma que la publicidad en los medios es comprada como si de patatas o lechugas se tratase. Llegando al limite de que los medios públicos casi exclusivamente hablan de los dos grandes y se olvidan del resto.

Pero esto no es nada nuevo, es simple trapicheo en busca de votos al que ya estamos acostumbrados los ciudadanos. Campañas con promesas irrealizables, discursos populistas y demás tretas para engañar convencer al votante.
Pero lo grave llega cuando se acepta de hecho tal bipartidismo. Una aceptación que llega por una parte de mano de los propios contrincantes con menor entidad. Esos partidos políticos pequeños que se dan por vencidos antes de que depositen los votos. Partidos que quitándose de enmedio fomentan ese bipartidismo, pero además dejan su espacio políticos vacío y a sus posibles votantes sin opciones para ejecutar su voto con convicción.
Es posible que esos partidos no lleguen nunca a tener representación, pero por simple orgullo no deberían de dejar a sus seguidores sin la posibilidad de decir cual es su opción.

Que uno u otro partido se presente o no a las elecciones generales puede ser por multiples razones, pero nunca argumentar el bipartidismo como excusa para ello. La traición a sus posibles seguidores es mucho peor que la derrota electoral.

Aunque también está es cuestión eso que llaman el voto útil. Y en este caso son los propios ciudadanos los culpables de ese bipartidismo, ya que pensando que si no votan a uno o a otro su voto es un voto perdido.

Pero si nos ponemos a perder, mas se pierde matando una democracia que nació permitiendo que todos pudiesen tener la oportunidad de ser representantes del pueblo, y por culpa del bipartidismo se está convirtiendo en una alternancia que poco tiene que ver con esa libertad de elección.

Traicionar a los seguidores de unos o traicionarse a uno mismo no es mas que perder una buena parte de esa democracia tan pisoteada que nos queda ¿porque dejar que lo poco que aún tenemos sea destruido por el abandono?

No podemos dejar que la inercia siga fomentando el sistema injusto que sufrimos, pero sobre todo no hemos de permitir ni que nos traicionen, ni traicionarnos.

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